Instalan primeros chips bajo la piel en Berlín
Podrían sustituir medios de pago, tarjetas de transporte e historiales médicos
Los chips no son muy
sofisticados, reconoce Marco Preuss, director europeo de investigación
en Kaspersky, pero pronto podrían sustituir los actuales medios de pago,
las tarjetas de transporte público, los historiales médicos en caso de
accidente, etc.
Esto plantea dudas
sobre la confidencialidad de esos datos y la posibilidad de que sean
utilizados por otra persona, en un mundo en el que “todo lo que pueda
ser pirateado será pirateado”, predice el experto.
Al contrario del wifi o el bluetooth, un chip NFC sólo funciona a corto alcance, lo cual podría tranquilizar a sus usuarios. “Para acceder a mis datos, hay que saber dónde está exactamente mi chip y tocarme”, explica Chereshnev.
Pero los datos no están encriptados y, en el mejor de los casos, sólo están protegidos por una contraseña
de cuatro caracteres, “sencilla de romper”, indica Preuss, que teme que
se puedan robar los datos médicos de una persona mediante un
‘smartphone’ situado cerca del chip.
Los entusiastas no piensan en esas cosas.
“Debemos explorar esta
tecnología antes de que los grandes grupos propongan sus propios chips”,
dice Hannes Sjöblad, miembro de la red BioNyfiken, un colectivo de
expertos en biotecnología.
Este sueco de 39 años se describe como cercano al transhumanismo, un movimiento
filosófico que explora la idea de un “ser humano mejorado”. Lanzó el
concepto de las “implant parties” en Estocolmo en octubre de 2014.
El fenómeno no es
nuevo: en 2004, una discoteca de Barcelona proponía a sus miembros un
implante “VIP” para entrar y pagar las consumiciones. La experiencia
tuvo poca repercusión, pero los objetos conectados son mucho más
numerosos hoy, asegura Sjöblad. La mayoría de los teléfonos inteligentes
tienen un chip NFC, al igual que algunas tarjetas bancarias.
Pero este avance
tecnológico también plantea numerosas cuestiones éticas y “la mayoría de
la gente siguen mostrándose escéptica”, observa Astrid Carolus, psicóloga de medios en la universidad de Würzburg en Alemania.
“Los políticos llevan
retraso en esto. Varias empresas (…) inventan productos para los que no
tenemos un marco jurídico. Es un ejemplo típico”, lamenta.
Dangerous Things, el mayor proveedor de implantes NFC, considera que hay unos 10.000 “cíborgs” en el mundo.
El nuevo cobaya
se niega, sin embargo, a que se le compare con Terminator, y sus
motivaciones están muy alejadas de las del público de las “implant
parties”, esos eventos que organizan en todo el mundo los amantes de la
tecnología para hacerse implantar chips NFC.
“Esa gente quiere ser
parte de internet (…) Para mí tan sólo es curiosidad. Dudo que se puedan
hacer cosas tan excepcionales” con ese chip, asegura.
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